• Contar con utensilios profesionales es clave para ofrecer un servicio de calidad
• Peines, tijeras, cepillos, máquinas de corte y secadoras figuran entre las herramientas esenciales del estilista
• Los instrumentos de trabajo deben mantenerse en buen estado, además de lavarse y esterilizarse periódicamente
Para comenzar un negocio dedicado a la belleza como lo es una Sala de Belleza, no solo es indispensable contar con el lugar y el mobiliario, sino también con un conjunto de herramientas de buena calidad. Estos instrumentos facilitan el desempeño profesional, además de que contribuyen a ofrecer un servicio adecuado a los clientes.
En principio, deben adquirirse herramientas fundamentales como tijeras, peines, cepillos, máquinas de corte, secadoras y un set de navajas. “Cuando se trata de un negocio pequeño, basta poseer dos piezas diferentes por instrumento, es decir, dos clases de máquina, dos peines con distintas medidas, dos tipos de tijeras, así como con un estuche de cambio de navajas”, explica Antonio Bellver, Reconocido estilista Internacional y dueño de su propia academia profesional.
Entre los utensilios a adquirir están dos tipos de tijeras: una medida específica para cabellos cortos y otra para largos. Actualmente hay piezas fabricadas con cobalto, acero templado y titanio, estas últimas creadas para personas con alergias. Respecto a los cepillos, vale la pena contar con una pieza pequeña para dominar las raíces, así como otra más grande para trabajar el cabello por encima y dar ligera forma a las puntas.
“Las máquinas de corte deben tener sobre todo una buena potencia, mientras que las secadoras de pelo generalmente deben pesar poco y tener los mandos en la parte plana del sector, nunca en la frontal, porque al tomar la máquina se corre el riesgo de lastimarse los dedos”, señala Antonio.
Trabajar con instrumentos profesionales no solo ayuda a reducir accidentes en la estética, sino también a evitar gastos extra de manera regular debido a la falla de los mismos. Como parte del mantenimiento, debe contemplarse el lavado y esterilizado periódico de las herramientas –al menos una vez a la semana– y el reemplazo inmediato de una pieza dañada o, en su caso, la sustitución del utensilio.
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